CAPÍTULO XXI: Badajoz

En este capítulo voy a recordar uno de los momentos más duros que viví mientras sentía amor y fingía amistad. Tuvo lugar durante las últimas vacaciones veraniegas, lejos de mi hogar. Concretamente me encontraba en Badajoz, en un escenario especial que no voy a especificar pero que daba un toque distintivo a la noche. Siempre que oigo, veo o leo algo relacionado sobre la ciudad, me vienen a la mente el suceso de hechos que viví en ese lugar.

Todo hacia indicar que estaba viviendo un día normal, sin ningún tipo de sobresalto ni circunstancia diferente. Las horas se desarrollaban con naturalidad. Estaba con mi familia conociendo la ciudad, pero me sentía ausente. Permanecía abstraído en muchas ocasiones, porque estaba pensando en ella. Cogía el móvil, hablaba con amigos, veía su chat y me tenía bloqueado porque estaba con su novio. Me afectó porque llevaban muchos días quedando y aunque ella al cabo de las horas me hablaba, tenía la impresión de que estaba en un segundo plano, porque había otros personajes que tenían más importancia que yo y ese mismo día verifiqué mi hipótesis.

Tras un día enrevesado, llegó la noche. Me habló, la cita con su novio no había sido la deseada. Me explicó lo sucedido y recuerdo que entré en un estado de rabia considerable. Hasta ese día le había dejado caer que su novio no me caía bien, pero en ese instante exploté y lo dejé claro. No tengo el placer de conocer a su chico, pero a mi no me gusta como hace las cosas con ella y en esa fecha, lo hizo rematadamente mal. Me revienta que tenga a una chica espectacular a su lado y no le dé el trato que se merece.

La madrugada fue larga. AJ lloró. Tengo tanta estima por esa chica que cuando llora, me derrumbo. Llora sola, sin nadie que la abrace y por querer a la persona equivocada bajo mi criterio. Esas horas fueron complicadas. Lo que más me sorprendió de toda aquella situación fue una propuesta que me hizo: ¿te apetece videollamada? Me ilusioné. Instintivamente giré la cabeza hacia mi derecha porque compartía habitación y vi a mi hermano mayor durmiendo y a mi hermano pequeño despierto con el móvil. Intenté negociar con el niño y no salí victorioso. No quería decirle que me habían propuesto videollamada porque entonces hubiera sido peor. Pensé fríamente en alternativas, pero ninguna era buena. Descarté el baño porque la puerta no se cerraba bien y mis hermanos me iban a escuchar. Fuera de la habitación no podía salir. Iba en calzoncillos y donde me encontraba si me veían con esa apariencia lejos del dormitorio podía tener un serio problema. Vistiéndome tampoco arreglaba nada. Salir de noche a ese lugar que no conocía no me convencía demasiado.

No tardé mucho en pensar, pero cuando respondí a su mensaje ella me dijo que ya estaba bien porque estaba hablando con un chico y que mañana habían quedado. Después de eso, se fue a dormir. Me quedé muy tocado. Durante esos días habían aparecido personajes externos y tal y como he dicho, me notaba en un segundo plano. Me sentí fatal, pero con ella lo disimulé e incluso la animé a quedar con el chico en cuestión.

Me costó mucho conciliar el sueño. Me tumbaba en la cama, pensaba que podía haberla visto y al final, nada. A la mañana siguiente nos íbamos a Portugal y nos teníamos que levantar pronto. Dormí una hora como mucho. Estaba muy fastidiado. Tras ella irse, me fui al baño. Me senté al lado de la puerta con la luz apagada y lloré. Fue una noche horrible. Llegué a pensar que solo habló conmigo para que la ayudara y tras haberlo conseguido, buscó al chico interesado de turno. Badajoz pudo ser un lugar especial para mi y fue otra cosa distinta.

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