CAPÍTULO XVI: +18

Nací un 19 de octubre de 1999, por tanto, hoy es mi cumpleaños. Hay gente que le horripila cumplir años. A mi no, a mi me encanta. Me gusta ser el protagonista del día, saber como te felicita la gente, que te pregunten como estás y ese tipo de cosas. A mi una felicitación me dice mucho. Me interesa el contenido de los mensajes de la gente, sus llamadas. Adoro esa sensación, porque los días anteriores imagino quien va a felicitarme, me creo unas expectativas y saco conclusiones de diversa índole a partir de lo que me dicen.

Dieciocho años, la edad soñada por todos. Mayoría de edad es sinónimo de más libertad, madurez y responsabilidad. Llego a esta etapa sin aparentar dieciocho según muchos. No por personalidad, forma de ser o carácter. Una amplía mayoría de mi entorno dice que tengo cara de niño y coincido con ellos. Me miro en el espejo y me veo cara de niño.

Para el día de su cumpleaños normalmente la gente espera un regalo, un detalle. No soy partidario de  cosas materiales. Prefiero un regalo sorpresa que pedir y saber lo que es. Es decir, para hoy no espero nada tangible. Antepongo una felicitación extensa, sincera, real a un regalo. Otra de las peculiaridades de un cumpleaños es el deseo que suele pedirse. Voy a pedir lo mismo que pido antes de irme a dormir cada noche y lo mismo que reclamo en fin de año. Lo que demando es complicado, por eso hay que pedirlo a diario y en citas especiales como la hoy.

AJ fue la primera persona en felicitarme. Puntual como un reloj, a las 00.00 recibí su felicitación. Me fascinó su texto. Sentirme valorado como me hizo apreciar anoche no tiene precio. Saber que tengo importancia en su vida, en sus pensamientos y en su cabeza me encantó. Podía llegar a deducirlo, pero ayer lo confirmé. Y esa verificación para mi significó mucho. Después nos intercambiamos una gran cantidad de halagos verdaderos, salidos del corazón, a los que también le doy importancia. Siempre digo que soy muy de pequeños gestos y me hizo empezar el día feliz y alegre. Desde la distancia no puede hacer más. Superó las expectativas que tenía depositadas en ella. No pudo hacerlo mejor y por cosas así, no quiero perderla nunca a pesar de nuestra diferencia de nivel a la hora de querernos.

Tengo un defecto o virtud según se mire. Suelo relacionar mi situación con días especiales. Me explico. Cuando tenga una edad más avanzada recordaré como estaba cuando cumplí 18 años. Es algo que hago habitualmente. Voy a poner otro ejemplo. La primera Champions que vi ganar conscientemente al Real Madrid fue en 2014. Cuando veo una imagen del partido, recuerdo que me pasaba por aquel entonces, como me fue el año...

Para mis 18 años tengo varios retos en mente. No puedo llegar a los 19 años sin haberla visto a ella. Espero que con el paso del tiempo, recuerde los dieciocho años como la edad en que vi por primera vez a la chica más especial de mi vida.

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